Es ella la que te mira. Te mira la fotógrafa, no tú a sus imágenes. Te mira con sus ojos entornados. Te mira incluso incluso cuando no aparece físicamente en el encuadre, aun cuando no son suyos esos ojos que te miran desde el otro lado, aun cuando su rostro se esconde bajo una máscara o una tela. Te obliga a mirar por sus ojos y ser testigo indiscreto de sus miedos y sentimientos.

Las fotos de Laura Torrado, reunidas en el libro 'Las ficciones que nos habitan' (La Fábrica, 2005), tienen algo de voyeurismo forzado: las hace para ella, pero te permite ser testigo de lo que pasa en su interior.

Son fotos que muestran la plenitud que significa ser mujer: miedos dudas, naturalidad, consciencia... También refleca la vacuidad que supone ser hombre: llevar corbata, aparentar, actuar como un depredador...

También pintora y escultora, Torrado plantea muchas de sus instantáneas como representaciones de representaciones: una puesta en escena que capta otra puesta en escena.

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