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Koizumi ha recurrido a la consulta popular para expulsar a un grupo de senadores del PLD, que votaron en contra de su propuesta de privatizar la empresa pública de Correos. Detrás de esta pretendida reforma se encuentra todo un cambio en la forma de funcionar de las instituciones públicas y en las estructuras de clientelismo (por no decir corrupción) de la democracia nipona.
Si el servicio postal se privatizara ocurrirían dos cosas:
- Se convertiría en la mayor caja de ahorros del mundo, ya que sus activos alcanzan los 2,5 billones de euros en ahorros y seguros en la Caja Postal. Estos fondos se encuentran actualmente fuera de la regulación bancaria.
- Finalizaría el trato de favor existente con todos los los ministros y altos cargos del PLD, que pasan a trabajar en la compañía al abandonar su puesto público. Además, de la empresa dependen (directa o indirectamente) un millón de japoneses, todos votantes del PLD.
Las ninjas femeninas y los asesinos
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Sea o no la privatización la solución a los males de la democracia y el sistema bancario de Japón, su acción parece más occidental que japonesa, ya que va contra uno de los rasgos del Japón más tradicional: no cuestionar lo que ya está establecido.
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