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Lo mejor de septiembre

Discos
- Aphex Twin: "Syro"

- VV.AA.: "C-86"

- Leonard Cohen: "Popular Problems"

Listas: Una de discos destacados del sello Sub Pop y otra en la que he metido muchos de los discos y Maxis que se reseñaron en su momento en la ya extinta revista Dance de Lux y que creo que funciona muy bien en modo random

Radio
Dos estrenos de noble raigambre:
  • StartUp Podcast: Alex Blumberg (creador de Planet Money tras ser productor en This American Life) se lanza a la aventura de comenzar un negocio de podcasts, con un pequeño equipo que genere contenido de calidad. El proceso de conseguir el dinero y definir su plan de negocio lo está contando, claro, en un podcast, en el que se ven sus dudas, su lucha con la dura realidad, y perfila que la solución al problema de la escasa viralidad del audio en internet puede estar en la escasa innovación técnica (quitando Soundcloud) que ha rodeado al audio históricamente.
  • Serial: Un Spin-off the This American Life (quienes, por cierto, se han lanzado también como independientes, abandonando el paraguas de la radio pública de Chicago) que promete historias largas (en 8-10 capítulos) en profundidad y que enganchen, como si fuese una mini-serie. Entiendo que el cambio está inspirado por el éxito de los programas que habían dedicado a Harper High School. Aquí Ira Glass da un paso a un lado y cede el protagonismo a su histórica Nº 2 (Julie Snyder) y una de sus productoras sénior (Sarah Koening).

Series
Dos series británicas:
  • The Thick of It: algo antigua (2005-2012) pero podría pasar por nueva: los tejemanejes de la política británica, centrados en un ministro, su equipo de prensa y el representante del primer ministro presionando a todos. A veces uno se pregunta en qué personajes y hechos reales estará basado todo, porque la apariencia es de ligera tergiversación de hechos reales. Su creador, Armando Lannucci, ha lanzado luego en EE.UU. Veep, que me hace gracia pero me parece acaramelada al lado de The Thick of it.
  • W1A: continuación (más o menos) de la divertidísima Twenty Twelve. Falso documental en el que seguimos las andanzas de Hugh Bonneville (Lord Crawley en Downtown Abbey) como Head of Values en la BBC. Muchas risas a costa de la propia BBC, cómo los altos cargos se escaquéan de las responsabilidades y las consultoras de Social Media y Marketing.


Restaurantes/Comida
- En Boston/Brookline:
  • Galleria Umberto. Sitio cutre como pocos y delicioso en la zona italiana (North End) de Boston. Me di un banquete con un slice de pizza siciliana (la única que hacen), un arancini y un panzerotti, acompañados de un vaso de vino, por menos de 10 dólares.
  •  Maria's Pastry. También en el North End. Aquí tomé un Sfogliatelle (una especie de versión más crujiente de una napolitana, con ricotta dentro), pero los cannoli tenían muy buena pinta, y los Biscotti, y el mazapán, y...
  • Otto, pizzería de Portland, pero con sucursal en Brookline: rica base (fina y con un punto crujiente) y deliciosas combinaciones de sabores, sobre todo el mashed potatoes con bacon. Me ha recordado (por las mezclas curiosas) a la Pizzateca de Madrid. 
- En Portland (Maine):
  • The Holy Donut. Me decían en Boston que esta va a ser la temporada de los Donut, cogiendo el testigo de los Cupcakes, y que el sitio de referencia era Holy Donut, en Portland. Chico, son fantásticos. Hechos con patata (y con harina King Arthur, que es la mejor del mundo mundial), tienen más consistencia que los comunes, cerca de la del bizcocho, y se las arreglan para que esté sabroso pero nada grasiento. 
  • Two Fat Cats. Otro glorioso lugar de pecado, especializados en pies americanas (tomé una riquísima de mezcla de berries) y Woopies, que son como un montadito en el que el pan fuese masa de cupcake y el relleno una crema similar al frosting. El tradicional (de chocolate y nata) parece una galleta oreo gigante. 
  • Fore Street. Restaurante elegante y centrado en alimentos locales, disfruté un delicioso rape de la bahía que está frente a Portland a la brasa y una ricotta de queso de cabra.
  • Eventide. Especializado en ostras y marisco de la zona, lo que más me gustó fue el Lobster Roll, una especie de sandwich (el pan es súper esponjoso y ligero) de carne de langosta que sabía a gloria.
  • Bebidas varias: en Portland tome muy buenas cervezas locales (en general muy frescas y con toques cítricos), una fantástica Kombucha (con un poco de alcohol, como debe ser) y una cosa que se llama Meade y que viene a ser vino de miel, en el que en vez de uvas lo que se fermenta es la miel. Tomé el seco (interesante pero muy seco) y el semi-dulce, que se acercaba bastante a los vinos (de uva) semi-dulces de Levante.


Libros
  • Los Cinco Sentidos del Periodista, de Ryszard Kapuscinski. Transcripción de unas charlas del reportero polaco en México y Buenos Aires en 2001 y 2002. La parte nostálgica (el periodismo de papel independiente es el de verdad y el de TV, Internet o de un medio comercial una mala copia) a veces me cansa un poco, pero es un hombre coherente. La parte que más me gusta es cuando habla de la interacción con los protagonistas/narradores de las historias y la relación entre el periodista y los distintos poderes fácticos del lugar sobre el que está informando. 


Tontunadas, artículos y enlaces interesantes



Xx

Lo mejor de julio-agosto

Discos
- Bob Mould: "Beauty & Ruin"

- Eno • Hyde: "Someday World"
(el otro que han sacado, Someday World, también me gusta).
- Shabazz Palaces: "Lese Majesty"

Listas: La de Pitchfork de las mejores canciones de lo que va de década, y la mía (como la mitad coinciden, como era de prever)


Radio
Varias cosas que recomendar. Primero dos programas:

  • Audio Smut: un imaginativo podcast sobre sexualidad femenina (con chispa pero sin sensacionalismo) y la aventura de la intimidad. Normalmente es de corte documental, pero en las piezas más atrevidas en cuanto a diseño de sonido (como 'Movies in your head') se tiran un poco al documental-ficción tan de moda en la radio estadounidense. 
  • Tape Radio: dos jóvenes productores de radio se lanzan a entrevistar a colegas más experimentados (entre ellos Tamara Keith, la corresponsal de NPR en la Casa Blanca, la voz fantástica de Zoe Chace —Planet Money—, o Ben Calhoun, de This American Life). A veces (sobre cuando hablan entre ellos) resultan un poco bobos, pero las entrevistas suelen ser interesantes y los entrevistados aún más.
En cuanto a episodios memorables, además del ya mencionado 'Movies in your head' me quedo con tres:

  • Uno de Tamara Keith que se menciona en la entrevista de Tape, sobre una chica de 15 años que compagina con la misma pasión el ser animadora con el cazar ciervos.
  • The Grand Illusion, de Snap Judgment. Tiene dos historias pequeñas para empezar y acabar, pero las joyas son las piezas largas en el medio, sobre el elegante y misterioso Elmyr de Hory y la increíble historia de la cantante de ópera más sorprendente de la historia, Florence Foster Jenkins.
  • And Daddy Makes Three, de Dan Savage para This American Life. Como de costumbre en TAL, tocan un tema complejo (un crío de 6 años diciéndole a sus padres—dos hombres—que no pueden estar enamorados porque no están casados y que no se pueden casar porque son gays) con una delicadeza y fineza que te deja patidifuso. Al final, curiosamente, el propio Dan Savage (uno de los padres del crío) acaba teniendo problemas para explicarle a su hijo que por ser hijo de una pareja homosexual él no tiene por qué preferir chicos antes que las chicas.


YSLTF: Sam Greenspan (99% Invisible) ha lanzado un blog en el que recomienda cada viernes las historias más interesantes que ha escuchado durante la semana.


Series
Dos series cortas y que tratan de crímenes que ocurren en pueblos pequeños, zonas rurales que acaban siendo protagonismos en sí mismos: en EE.UU. Fargo, adaptación del tipo de historia y ambiente similar a la película de los hermanos Coen. En Reino Unido Happy Valley, sobre una policía que cría a su problemático nieto y ve como el violador de su hija sale de la cárcel. Ninguna es gloriosa, pero las dos son más que recomendables.


Restaurantes/Comida
- Loxe Mareiro, en Carril. Es la delegación en este pueblo cercano a Vilagarcía de Arousa del Abastos 2.0 de Santiago. Igual que la franquicia principal, en Loxe Mareiro se trata de presentar los mejores ingredientes de una forma natal pero con un punto de alquimia de nueva cocina. Tremendas las navajas, completamente desnudas de aderezo o acompañamiento, sorprendente la manzana marinada al vacío con azúcar moscovado y lima y delicioso el salmonete servido con un caldo hecho con sus espinas a fuego lento durante un día. El menú degustación, como suele pasar, se hizo un poco grande para la cena (mejor para una comida), pero estaba todo delicioso. La terraza tiene las mejores vistas de todo el pueblo.

- En Oporto lo fácil es comer bien, pero si sales un poco de la ciudad puedes llegar a comer aún mejor. Al otro lado del Duero está Vilanova de Gaia, y casi tocando con el Atlántico hay un pequeño pueblo de pescadores que se llama São Pedro da Afurada. Ahí está A Casa do pescador: un aspecto no muy lujoso y un sitio con ruido, pero buena comida casera, con especial énfasis en la parrilla de pescados y la sorpresa de que como aperitivo (un total de 5 euros para tres personas) nos pusieron unos bocaditos de bacalao, un buen plato de gambas y otro buen plato de percebes.


Libros

  • Stoner, de John Williams, una novela escrita en 1963 y recuperada, poco a poco, durante los últimos años, hasta que Julian Barnes la nombró el año pasado "la novela que debes leer ahora". En cierta forma una novela sobre un perdedor, que se acerca pero no llega a la felicidad. En cierta forma una novela sobre la vida de una persona que encontró un refugio (en su caso la Universidad) y trató de sobrevivir lo mejor que supo en ese entorno, con sus puntos altos y sus puntos bajos. Bien escrita, me convenció más según se iba desarrollando. Sinceramente creo que la historia de su mujer (un personaje un tanto secundario) podría merecerse otra novela por sí misma.
  • El dilema del Omnívoro, de Michael Pollan. El libro más conocido del que probablemente sea el activista en favor de la comida natural (cultivada de forma tradicional, sin abuso del uso de productos químicos, local...) de EE.UU. El libro analiza cuatro formas de procurarse alimento a través de cuatro cenas: una de productos producidos y manipulados por la industria alimenticia, fijándose, especialmente, en los usos del maíz en Norteamérica, una segunda cena a base de productos que tienen la etiqueta de orgánicos, una tercera con productos cultivados/producidos de forma natural y local, y una cuarta en la que él mismo se encarga de cultivar, buscar (setas) o cazar los ingredientes de la misma. Alguno de los episodios se hacen un poco más largos que otros, pero por el camino descubres muchas cosas que igual ni sospechabas sobre la comida que te metes en el cuerpo todos los días.
  • The Unprejudiced Palate, de Angelo Pellegrini. Un pequeño clásico recuperado. Escrito en 1948 por un italiano emigrado en Estados Unidos que trata de unir la practicidad y abundancia de ingredientes de su país de acogida con las tradiciones y el amor a la tierra de su origen. No es exactamente un ensayo, ni un libro de recetas, ni una biografía, pero tiene algo de esas tres cosas, y pese a sus exageraciones (le mete cerdo y casquería a todo, desde pescados a caldos), es una lectura interesante y agradable. Muy en la nueva línea de recuperar la relación directa con la tierra y sus productos y con el cultivar tu propia comida. 



Tontunadas, artículos y enlaces interesantes


  • Ya tengo un nuevo villano favorito en la TV: Alvin Leung, chef con un restaurante de tres estrellas Michelín que hace de 'poli malo' en la versión canadiense de MasterChef.
  • Una pantalla que es un cuadro, o una foto, o una animación.
  • Serendipity: un mapa de Spotify que muestra en qué dos lugares del mundo dos personas están escuchando la misma canción en estos momentos.
  • Cómo hacer gif animados a partir de un fragmento de un vídeo de Youtube.
  • Otro site en el que conseguir programas de TV estadounidenses y británicos. 
  • Un juego en el que creas música con el ratón de tu ordenador. Si estás sólo, es un coñazo, si coinciden 3-4 personas, una delicia.
  • El Music Vault de Youtube. Conciertos históricos a go-go.
  • Diez grandes empresas que parecen salidas del guión de una peli de supervillanos. 


Xx

Tailandia - Laos: día 13

Tenía muchos planes para Chinatown, pero mi estómago y mi cansancio dicen 'no'. Además, es todo un placer pasar el día en casa en compañía de Lady M. Doy un mini-paseo por su zona (Ari) y me sorprendo al ver la cantidad de restaurantes japoneses que hay en una pequeña zona comercial cerca del piso. De alguna forma, tanto la posición económica de Tailandia como la querencia de los productos tecnológicos y la preocupación por la moda, colocan a los tailandeses (sobre todo a las tailandesas) como una especie de fans copiones de los japoneses. Incluso el incipiente pop tailandés (muyyyyy azucarado) tiene mucho que ver con el J-pop.

Salimos de casa para comer, en un sitio delicioso de fidéos ramen en Japantown (ya puestos). Vamos a varias tienditas (japonesas y coreanas) de decoración y cosas varias para la casa y descansamos en un pequeño pero muy cuco parque (Benchasiri).

Luego nos encontramos con fuerzas para visitar un nuevo centro comercial temático (Terminal 21), que dedica cada piso a una ciudad distinta (bueno, San Francisco tiene dos pisos de restaurantes). No se trata, como podría parecer, de que en cada piso tengan tiendas del lugar o relacionadas, sino simplemente de decorar cada piso con motivos que recuerden a la ciudad en cuestión. No tenía mucha gracia, la verdad.

De vuelta a casa Lady M. insiste en que ningún viaje a Bangkok está completo (como si el mío estuviese a punto de estarlo) sin un paseo en moto-taxi: un motorista que te lleva de paquete de un barrio a otro, para trayectos un poco largos como para hacerlos a pie pero no tan largos como para que valga la pena pillar un taxi o el metro. Pese a todos mis temores, el conductor es más bien prudente y no acabo en el suelo (que nadie piense que esta gente lleva casco, ni para ellos).

Cierro las maletas y me vuelvo al aeropuerto, donde algún famoso local hace acto de presencia, ya que se empiezan a escuchar grititos histéricos de fan, y me dispongo a hacer un viaje nocturno de trece horas y media en las que duermo prácticamente de un tirón.

Tras recoger el equipaje en Barajas salgo a por el bus y el frío me recuerda que he cambiado de continente y de climatología.

Al rato empieza a ser un poco como si no me hubiese ido nunca, pero sé que en unos días (o meses) empezarán a volver a mi cabeza las imágenes, sonidos y olores de los mercados de comida callejeros, de los templos y del barco sobre el Mekong, y que aunque ahora piense que todo se ha esfumado, algo en mí habrá cambiado para siempre en esos 13 días.

Xx

Tailandia - Laos: día 12

Hay ciertos mandamientos que todo 'farang' haciendo turismo debe respetar en lugares como el sudeste asiático: viajar con las pertinentes vacunas, mostrar respeto hacia las costumbres y usos sociales del lugar y no beber agua que no venga de una botella precintada. Apenas una hora antes de salir de Laos incumplí la tercera y mi estómago lo pagó el siguiente día y medio.

Volví a Bangkok, que me resultó el más absoluto de los caos (calor, humedad, barullo, mil sonidos...) comparado con la paz de Luang Prabang. Bangkok
Hice unas últimas compras en un centro comercial, que es otra de las cosas que no se deberían hacer si te sientes cansado o algo pachucho, porque esos lugares son una pesadilla de reclamos sensoriales, absolutamente repletas de gente.

Sobrevivo y vuelvo al piso de Lady M., donde me tiro un rato—tras el correspondiente zumo de clementina y agua de coco—antes de sacar fuerzas de flaqueza y salir a cenar con ella y una amiga a un restaurante de moda llamado Quince ('membrillo') que sirve cocina internacional.Una noche deliciosa.

Xx

Tailandia - Laos: día 11

A primera hora me voy hasta el Palacio Real. No deja de ser curioso que un país comunista muestre la casa de sus antiguos monarcas como atracción turística. Es una pena que no se puedan hacer fotos dentro, porque hay elementos de diseño en los mosaicos y alguno de los objetos realmente destacables. Dentro del paquete también está la colección de coches reales (no muchos) y una exhibición interesante sobre monjes y naturaleza. En el exterior veo a un grupo de monjes que se hacen mutuamente fotos con un iPad y un Samsung Galaxy.

Monjes F.C.

En un viaje anterior había tomado clases de cocina tanto en Tailandia como en Vietnam, y ahora era el turno de Laos.
Mercado de fruta y verdurasLo primero es visitar uno de los mercados locales y cómo elegir lo que vamos a cocinar, incluyendo una salsa de pescado cuyo olor levantaría a un muerto para volver a tumbarlo. De vuelta al aula nos ponemos a cocinar en pares. Me toca con una enfermera alemana que lleva unos 20 años viviendo en Suiza. Hacemos un total de cinco platos y nos muestran como hacer otros tres. Algún curry, ensaladas picantes y mucho uso de ajo y berenjena. Comemos tanto que queremos explotar. Una curiosidad es que uno de los profesores nos cuenta que pese a tener muy buen café, los locales prefieren tomarlo instantáneo. No hay cultura del expresso, los bares que tienen ese tipo de máquina son muy caros para alguien de Laos y la comodidad es lo que manda.

La esquina norte

Después de tanto comer se impone un largo paseo, por la ribera del Mekong, en el que me encuentro con varios de mis compañeros de viaje. Tomo un delicioso dulce que consiste en una pasta (como un arroz con leche aún más hecho) de arroz y leche de coco que se hace en una mini sartén y queda crujiente por fuera y cremoso por dentro. Me recordó a la leche frita.

De vuelta al hotel para descansar un poco se hace de noche, y me doy cuenta de lo tremendamente limpio que es el cielo en Laos y lo lleno de estrellas que está. Es como estar en medio de un campo a varios kilómetros de cualquier ciudad.

Última noche con los chicos. Cenamos en un sitio bien, en la calle principal. Mr. A. comenta que ha conocido a un monje novicio (17 años) que ha aprendido inglés en sólo un año y que viene de una familia rural sin muchos recursos. De hecho se ha metido a monje porque así podrá llegar a la universidad. Es el último día en Luang Prabang para todos: ellos se van a hacer senderismo a un día de distancia y yo me vuelvo a Bangkok.

La noche acaba con abrazos y promesas de amistad eterna.

Xx

Tailandia - Laos: día 10

El hecho es que el colchón está lo suficientemente blando como para que duerma unas cuantas horas seguidas, pero lo bastante duro como para que empezase a ser incómodo a eso de las cinco y media de la mañana. ¿Y qué hace uno en esos lares si se despierta a esa hora? Pues salir a la calle al alba y presenciar el rito matutino por el que los lugareños (y algún turista japonés o 'farang') ofrecen comida a los monjes de los monasterios de la ciudad, que no tienen permiso para cultivar ni para cocinar.

Preparando las dádivas

A primerísima hora se empiezan a colocar las pequeñas banquetas en las que se sentarán los oferentes, poco después empiezan a llegar vehículos llenos de turistas cargados de cámaras de fotos, y a eso de las seis y veinte aparecen los monjes (un par de cientos) para recoger las dádivas en una especie de cesta que llevan.



Para desperezarme, me tomo un desayuno a la europea (de nuevo, muy buen café y decentes bollos) en la zona antigua y luego aprovecho las horas tempranas para visitar en solitario Wat Xieng Thong, el principal templo de la ciudad, que responde con creces a las expectativas.

Paseo por el centro (no es muy grande), tomo un tentempié en forma de bola de arroz frita (como un arancini sin relleno) y me subo al monte Phousi, con unas buenas vistas de la ciudad, y luego me doy una vuelta por la zona que hay detrás del monte, mucho menos turística y con no tanto encanto.

Algas del Mekong

Me paso al otro lado del río Nam Khan y acabo comiendo en un sitio precioso pero un tanto escondido que se llama Dyen Sabai. Me pido una bandeja de entrantes variados en el que hay un riquísimo cerdo desecado con sésamo, unas algas de río similares al alga nori y adornadas con cacahuetes y hierba limonera, unas verduras al vapor y una crema de berenjena ahumada que está para chuparse los dedos.

Para volver a la zona antigua tengo que usar una barca, ya que aún no han montado el puente de bambú que une ambas zonas cuando ya ha acabado la época de lluvias.

Un par de templos más tarde me convenzo de que Buda y los mosquitos no juegan en el mismo bando: no tiene sentido que cuando más te ataquen sea justo cuando estás todo tranquilo pensando en tus cosas (meditando, que se dice) en una zona recogida del templo.

Arnaud & André

Me tomo un te en una de las terrazas y me voy al mercado nocturno a reunirme con mis compañeros de viaje. Hoy se nos unen dos franceses que habían viajado con Mr. A. durante varias semanas en China. Cenamos hasta reventar en un puesto de mercadillo que funciona como un buffet en el que llenas el plato y pagas un euro y luego vamos a una zona un tanto más occidentalizada a tomar una copa. Algunos cometemos el error de pedir un vino ("es chileno, no puede ser malo"), y lo pagamos tanto con el bolsillo como con el paladar.

Xx

Tailandia - Laos: día 9

"Al amanecer los elefantes van a beber agua a la otra orilla del río, nos lo han asegurado". Esa era la promesa (además de lo duro del colchón) que hicieron las hermanas francesas y que nos levantó a la mañana siguiente. La falta de agua fría aceleró el proceso y un café local bien cargado nos puso completamente las pilas. Y era cierto. Aunque un poco a lo lejos, pudimos ver a los elefantes dar un paseo por la playa, y luego con sus mahouts (jinetes) subiendo la ladera.

Segundo desayuno en el pueblo y apovisionamiento de bocadillos (herencia francesa, entiendo) y nos vamos para el bote. Esta vez conseguimos sitio en la parte delantera, librándonos de la sinfonía noise del motor de la barca.

Como hay niebla y en el río refresca, saco por primera vez la chaquetilla. Esta segunda parte del trayecto por el Mekong es aún más verde, más llamativa. Pasamos varias zonas con rocas y, esta vez, hacemos numerosas paradas para recoger/dejar gente, subir/bajar mercancías, incluso para que la gente de los pequeños poblados ofrezcan todo tipo de productos a los viajeros: arroz envuelto en hoja de banana, carne a la parrilla, seda, o una mezcla de rata de agua y castor que acababan de matar. Un muchacho local que se había subido dos pueblos antes hace la compra y se arma un poco de alboroto en la barca cuando todos los 'farang' se lanzan con sus cámaras a fotografiar al bicho en cuestión.



En un momento dado se sube una familia entera (de los 80 pasajeros iniciales ya debemos estar por los 120) que saca una alfombra y se sienta en el suelo de la parte delantera. Una muchacha a mi lado tiene un tocado de Hello Kitty y unos pendientes de la torre Eiffel. Otra, que se pasa unas dos horas dormida sobre mis rodillas, se despierta ofreciéndome, a cambio, un caramelo de banana.

Poco a poco te vas fijando en que la gente en Laos tiene un aspecto más cercano a los chinos que en Tailandia, que el nivel adquisitivo parece mucho más bajo, y que es un país lleno de niños por todas partes.

Approaching Luang Prabang Llegamos al atardecer a Luang Prabang, ciudad patrimonio de la humanidad y uno de los sitios más bonitos y encantadores en los que he estado en mi vida. Otro chico portugués amigo de Mr. A. está esperándonos en el embarcadero, Mr. V. Nos separamos porque ellos van a buscar hotel y yo lo tenía reservado, pero nos encontramos luego en el Mercado Nocturno (mucho mas elegante y con mejores productos que los de Chiang Mai, aunque también orientado al turismo).

Cenamos en un restaurante con toque ibicenco (esas luces, esas escaleras) en el que tomamos una mezcla entre el hot pot chino (una especie de sopa en la que vas agregando ingredientes para que se cocinen) y la parrilla coreana (una superficie de metal con brasas en las que haces las piezas de carne) bastante resultona.

En la conversación con Mr. V. sale uno de los temas recurrentes cuando la gente se entera de que soy de España: "Oye, pues sabes hablar inglés, eres el primer español que me encuentro que lo hace decentemente", "un profesor de inglés que tuve, me comentaba que sus alumnos españoles eran incapaces de pronunciar decentemente 'breakfast', y que lo más cercano que decían era 'breast fuck".

En fin. Disfruto de mi habitación de hotel, aunque el colchón vuelve a ser terriblemente duro.

Xx

Tailandia - Laos: día 8

Entre la gente que compartimos sitio dónde dormir (es un decir) estaban una pareja de cerca de Toronto y una chica holandesa (Miss M, a partir de ahora), además de un belga impertinente y borrachín que rondaba los cincuenta.

Después de una ducha fría (suerte que había agua) nos pasamos en barcaza a Laos. Las horas (7:30) y el hecho de que la niebla era tan espesa que no se veía la otra orilla, otorgaban al momento un toque de clandestinidad.



Tras innumerables papeleos y procesos en la frontera y con el muchacho que nos debía llevar hasta el bote (casi nos pierden el pasaporte en un momento), en el que nos tuvimos que colocar junto al motor, lo que nos dejó casi sordos por el resto de la jornada. El 90% de los que vamos (un total de unas 80 personas) somos 'farang'. No deja de ser curioso como una forma de transporte tan pensada para las necesidades locales (un bote lento que atraviesa el Mekong) se ha convertido en una atracción turística.

Mekong Postcard

Pero es que el viaje es un completo espectáculo. Ni las palabras, ni las fotos o vídeos que pueda mostrar aquí hacen justicia a la belleza del trayecto: horas y horas pasando por paisajes perfectos, las curvas del río surcando las montañas, la selva, la niebla que se adentra en el paisaje, los buffalos en las playas fluviales, los niños jugando en la orilla...

Charlo con un muchacho canadiense (tocando casi Alaska) que vive en un pueblo de 5.000 habitantes especializado en perforación minera (5 empresas del ramo en el pueblo) que dice no amar su trabajo, pero estar encantado con las ventajas (viajes como este un par de veces al año) que le da su buen salario.

La señora que lleva la 'cantina' del bote pasea para arriba y abajo del pasillo tirando bolas de arroz a un lado y al otro del río mientras murmura algo parecido a oraciones.



Tras unas seis horas y media llegamos a Pakbeng, un pueblucho en el que haremos noche. En todas las guías, foros de viajeros, etc te dicen que no hace falta reservar con antelación, que hay sitios de sobra. Pues bien: sea porque había una boda en el pueblo o por la ley de Murphy, esa noche estaba todo ocupado. Un hombre nos ofrece dormir en el suelo de su cobertizo con una tela antimosquitos y otro tipo nos ofrece una habitación a un precio 10 veces más caro que el habitual. Al final en una de las posadas (por decir algo) dejan libres alguna de las habitaciones en las que duermen ellos (o a saber quién) y nos alojan. Lujo asiático no es la forma de describir la habitación, pero algo es algo.

Allí nos encontramos con un grupo que hacía el camino inverso (subir el río desde Luang Prabang) formado por dos francesas (hijas de levantina), dos italianos y una muchacha japonesa. Como todos estábamos alojados en habitaciones no muy deseables, decidimos alargar la noche todo lo que permitía el lugar, formado básicamente por una calle que sube una colina y una pequeña zona que se mete paralela al río. Como en cualquier sitio siempre hay fiesta, al final la encontramos. Terrible lo de los combinados hecho con el "whisky de laos", un licor de arroz llamado Lao Lao del que lo mejor que se puede decir es que podía ser peor.

Xx

Tailandia - Laos: España desde fuera

Me imagino que el Gobierno hará, de vez en cuando, algún tipo de encuesta en el extranjero sobre la imagen que tienen en otros países sobre nosotros, qué les viene a la cabeza cuando les hablan de España, etc. En mi escasamente científica experiencia en este viaje, los principales temas de conversación que salen cuando menciono mi nacionalidad, por orden de relevancia/repetición son: - La tomatina de Buñol (bien porque es muy estética o porque en algunos países tienen fiestas similares—embadurnándose de pintura en polvo, o mojándose en agua—) - Fútbol. Ahora mismo El Barça supera al Madrid, aunque los tres jugadores con más presencia de la liga española son (por orden): Cristiano Ronaldo, Messi y Sergio Ramos. También he visto muchas imágenes del niño Torres. Hay un canal de TV en Tailandia dedicado las 24 horas a la liga española. Una compatriota que vive en Bangkok me comentó que un taxista local llegó a recitarle de carrerilla la alineación del Levante. Aún así, Manchester, Liverpool y Chelsea siguen aventajando a los equipos españoles. - Independentismo catalán y vasco (muchos pensaban que era vasco por las dos 'x' en mi nombre). - La crisis económica (inevitable, supongo). - Sangría (sic). - Vida nocturna. - Comida (en general). Xx

Tailandia - Laos: día 7

Desayuno local (sopa de arroz y pollo) y dejo el hotel (y Chiang Mai) para que recoja una furgoneta que me debe llevar a la frontera con Laos. Pasamos hora y media buscando al resto de la gente en sus hoteles: alguno no está localizable, el conductor se equivoca de sitio...

Hacemos una parada en Chiang Rai para ver un templo bastante alucinante llamado Wat Rong Khun (el templo blanco), que mezcla una entrada con brazos que parecen surgir del infierno (incluso alguno agarra alguna cabeza arrancada) con un estilo preciosista. Inquietante.


Seguimos viaje y llegamos a Chiang Khong, un infecto pueblo fronterizo en el que la gente prepara ratas en al barbacoa y las ratas están cubiertas por moscas. En tan hermoso lugar nos alojan en el que, seguramente, sea el más horrendo de los hoteles. Comparto habitación con Mr A., experimentado viajero portugués que pasará un total de 8 meses en el sudeste asiático.

Habitación fronteriza

A mitad de la noche el hombre sueco de la habitación contigua le grita a su novia "oh my god! Kill it! Kill it!". El colchón era tan agradable como dormir sobre una roca y los gallos comenzaron a espabilar a las tres y media de la mañana. Una noche para recordar.

[+ info: fotos y vídeos en Flickr]


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